Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

Existen dos dimensiones paralelas en el mundo: Assiah, la de los humanos, y Gehenna, la de los demonios. No es posible trasladarse de una a otra, salvo para los demonios que pueden poseer el cuerpo que ellos quieran si es que éste logra contenerlos. Satán, el más poderoso de los demonios, jamás pudo lograr que un cuerpo humano lo soporte, pero logró tener un hijo con una mujer humana: así nace Rin Okamura. Él serviría de contenedor de Satán para invadir Assiah (de rebote, porque básicamente Satán se garchó a la humana porque estaba aburrido…). Al descubrir que Rin despertó sus poderes, Satán intenta ingresar en Assiah a través del único cuerpo que medianamente puede bancarlo: el del Padre Shiro Fujimoto, quien crió tanto a Rin como a su hermano mellizo Yukio. Shiro muere intentando evitar que Satán se lleve a Rin. Es así como Rin ingresa en la prestigiosa academia Vera Cruz para convertirse en el exorcista que algún día pueda acabar con Satán.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.

La eliminación del seleccionado japonés del Mundial de 2018 impulsa a la Asociación de Fútbol de Japón a iniciar un programa para captar jugadores de los equipos de escuelas secundarias y prepararlos para la próxima Copa del Mundo en 2022. Pero no de la forma más habitual…

El objetivo es destruir la mentalidad perdedora de los futbolistas japoneses. Para eso, introduce un nuevo y radical régimen de entrenamiento: aislar a 300 jóvenes delanteros en una escuela/prisión llamada “Blue Lock” para que entrenen rigurosamente y, así, producir al delantero más egoísta del mundo.